Seguro que alguna vez te has preguntado si el embarazo cambia la personalidad de la mujer, si afecta de algún modo a su cerebro; y, como estamos en un blog de sexología, si afecta también, de algún modo a la sexualidad de la mujer, a las relaciones sexuales con su pareja, a su grado de satisfacción y deseo…
Estos interrogantes también nos interesan y queremos reflexionar con vosotras sobre ello. ¿Hay cambios biológicos reales, o son las influencias culturales y psicológicas las que realmente influyen? Acompáñanos para ver cuánto hay de cierto y científico tras estos interrogantes.
En el embarazo comienza el proceso de Modernización, el cual incluye el embarazo, el parto y la crianza. En esta etapa se producen cambios a nivel cerebral y como es de esperar estos cambios afectarán a otras áreas de la vida.
La gestación es una época de expectativas positivas y de felicidad (si es una gestación aceptada y deseada), pero en ella hay unos retos emocionales importantes. La mujer puede percibir su autoestima elevada si el embarazo es deseado, se encuentra bien, acepta las modificaciones de su cuerpo; pero en cambio, su autoestima puede ser baja y su vivencia de la gestación negativa si presenta náuseas, malestar, si no acepta las modificaciones corporales, el aumento de peso o bien cuando es un embarazo no planificado o no deseado, o lleva tiempo en tratamientos de fertilidad y tiene miedo de perder a su bebé
A nivel psíquico, hay psiquiatras que acuñan el término de “transparencia psíquica”, ¿qué quiere decir esto? Que durante el embarazo se reactivan procesos psicológicos antiguos, conflictos sin resolver y además es una época en la que se rememora la infancia, y quizá te preguntes ¿para qué? Es una oportunidad para buscar respuestas y soluciones más adaptadas mediante una nueva organización de la personalidad. Podríamos decir que “se está gestando un bebé y se está gestando una madre”, la mujer se prepara para ser madre y responder como tal ante cualquier situación que pueda afectar a su criatura.
Cuando se da a luz se alumbran también las sombras, y es que en el puerperio los conflictos que no se han resuelto de nuevo aparecen en nuestra mente. Esta autora explica también que cuando la mujer gestante percibe los movimientos fetales se inician las representaciones maternas. Lo que viene a ser que una mujer se imagina a sí misma cómo será como madre, para ello rememora la relación que tuvo con su madre, sus abuelas, y las mujeres cercanas. Con la intención de tomar ejemplos de madres y reinventarse a sí misma, y convertirse en la madre que desea ser.
Quizá al llegar a este punto pienses, ¿y esto qué tiene que ver con la sexualidad durante la gestación? Bien, influye bastante, ya que si una mujer no se encuentra bien consigo misma, su deseo sexual se ve descendido, y su vivencia de la sexualidad se afecta.
Pero no es el único factor que va a influir en la sexualidad durante la gestación. En el embarazo, como en otros ámbitos, todavía perduran numerosos mitos en torno a la sexualidad. Te muestro algunos de ellos:
- “Mantener relaciones con penetración puede provocar abortos/partos prematuros”:si bien es cierto que el orgasmo son pequeñas contracciones uterinas y se desaconseja mantener relaciones coitales si hay amenaza de aborto o de parto prematuro; no es cierto que no se puedan mantener relaciones sexuales con penetración o no tener orgasmos si el embarazo transcurre con normalidad. De modo, que será tu ginecólogo el que desaconseje las relaciones si hay algún problema.
- “El cuerpo de la mujer embarazada no es atractivo”:¿a todos nos gusta lo mismo? Depende de la importancia que le otorguemos al cuerpo físico. Puede que haya parejas a las que el cuerpo de la mujer embarazada no les ponga a tono, pero hay muchas parejas que están felicísimas y ven a su mujer atractiva.
- “Con la penetración se puede dañar al bebé”:el bebé está protegido por la bolsa amniótica y la musculatura del útero; además se halla flotando en líquido amniótico. Es decir, en ningún momento se puede hacer daño por los golpecitos del pene. En todo caso, en el orgasmo, como la oxitocina (es la hormona del amor, encargada de producir el orgasmo y el apego), atraviesa la placenta y da placer, el bebé estará feliz.
- ¿Qué otros cambios influyen en la sexualidad durante la gestación?Encontramos algunas modificaciones físicas como la sensibilidad de los senos, que puede que a algunas mujeres no les apetezca que les acaricien sus pechos porque puede ser molesto. Es cuestión de comentárselo a nuestra pareja para que cambie sus prácticas y quizá acariciar otras zonas.
A nivel de la vagina, aumenta la vascularización, y puede haber pequeños sangrados tras la penetración. No tienen repercusión a nivel del feto, pero la pareja se puede asustar y por lo que es conveniente saberlo. Si es un sangrado importante se debe acudir al hospital. También puede aparecer en la vagina dolor, quemazón, escozor, picor, que dificulten las relaciones con penetración. De modo que, es un buen momento para disfrutar de relaciones sexuales no coitales, ya que la penetración no es la única forma de placer, y durante algunos meses, incluso años (tras el parto, con la lactancia, la crianza…), la penetración quizá no sea la mejor forma de disfrutar en pareja.
¿Qué le ocurre a deseo sexual? El deseo sexual se ve influido sobre todo por los cambios hormonales, psicológicos y la autoimagen. Durante el primer trimestre de la gestación, debido a las náuseas, labilidad emocional, miedo, sueño, la mujer suele acusar un descenso del deseo sexual. En cambio, en el segundo trimestre, el deseo aumenta puesto que las náuseas suelen desaparecer, el embarazo ya se ha aceptado y la mujer se encuentra mucho mejor, todavía no tiene mucho volumen de tripa. Y en el tercer trimestre, de nuevo se observa un descenso en el deseo sexual, relacionado con las dificultades para encontrar postura, molestias, miedo a provocar el parto…
Cuando la mujer está excitada siente una gran hinchazón o inflamación de la vulva, mayor que cuando no estaba embarazada, y además tarda mucho más tiempo en irse tras finalizar el encuentro sexual, sobre todo cuando ya se tienen más hijos. Esto a veces puede preocupar si no se sabe. Esta hinchazón es mayor conforme avanza la gestación.
También aparece un enrojecimiento de la piel de la zona del pecho, tórax y brazos y que también tarda más tiempo en desaparecer.
Durante el orgasmo, como ya he comentado, el útero tiene unas pequeñas contracciones, y durante el embarazo como el útero está muy aumentado su tamaño, hay mujeres que sienten el orgasmo más intenso. Incluso mujeres que nunca lo habían percibido, en el embarazo lo alcanzan por primera vez. Además de ser más intenso se logra con mayor facilidad y frecuencia. En el primer trimestre es frecuente notar molestias o dolor en la zona media y baja del vientre, incluso calambres.
Es posible que tras el orgasmo se produzca una pequeña secreción de calostro (la primera leche que se produce) por el pecho, ya que la oxitocina también interviene en la lactancia favoreciendo la salida al exterior de la leche. Y en el tercer trimestre los pechos ya contienen calostro.
Tras el orgasmo todos estos cambios desaparecen de forma mucho más lenta de lo habitual. La hinchazón de la vulva puede desaparecer en unos 10-15 minutos en una mujer que experimenta su primer embarazo, pero en una mujer que ha tenido uno o más embarazos puede tardar 45 minutos en disiparse.
No hay que olvidarse que al final de la gestación, el volumen puede dificultar encontrar posturas que sean cómodas. Además, a veces aparece incontinencia de esfuerzo y de urgencia, que incomodan aún más a la mujer.
El embarazo es una buena época para disfrutar de una sexualidad no coital, de abrazarse, mimarse, trabajar la comunicación, expresar los sentimientos y prepararse como pareja para la llegada del hijo.