El aborto es la interrupción de un embarazo antes de que el feto pueda vivir fuera del útero.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomienda que el aborto sea legal en todo el mundo, en la actualidad la mayoría de países no reconocen este derecho a las mujeres embarazadas, o en todo caso lo hacen sólo bajo determinados supuestos, como los riesgos graves para la salud de la madre o los casos de violación. Esto aumenta notablemente el riesgo de mortalidad debido a procedimientos médicos poco seguros.
A continuación vamos a explicar de forma detallada qué es el aborto y cuáles son las características de los dos tipos principales, el aborto espontáneo o natural y el inducido, así como los subtipos en los que se divide cada uno de ellos (incluyendo el aborto terapéutico, una clase de aborto inducido especialmente relevante).
¿Qué es el aborto?
El término “aborto” hace referencia a la finalización prematura de un embarazo debida a la muerte o a la extracción del feto en gestación. Puede tener lugar de forma espontánea o bien por la acción de la persona embarazada o de otra; en estos casos hablamos de “aborto inducido”, y puede deberse tanto a factores médicos (como que la vida de la madre esté en peligro) o a una decisión.
El aborto voluntario ha supuesto, y sigue suponiendo, un tema controvertido desde un punto de vista ético. En este sentido hay un debate muy activo en torno a si se puede considerar al feto un ser humano completo durante el periodo de gestación, o a la de si su vida es más prioritaria que la de la madre; las religiones, por ejemplo, tienden a considerar que interrumpir un embarazo es inmoral bajo la mayoría de circunstancias.
Aspectos legales y sanitarios
Desde el punto de vista legal, el aborto tiene un estatus muy diferente en función del país. En España se aprobó una ley en 2010 que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo, pero sólo durante las 14 primeras semanas de embarazo. En México la ley permite el aborto en ciertas circunstancias, pero no se admiten como justificación los problemas económicos ni es sencillo acceder a este tipo de servicio médico.
Sin embargo, los abortos se practican en todo el mundo independientemente de si están permitidos por la ley o no. En este sentido es fundamental tener en cuenta que en los países donde el aborto no es legal la mortalidad es mucho más elevada que en aquellos donde sí lo es; de hecho, en estos casos el aborto es uno de los procedimientos médicos más seguros que existen.
De hecho, casi la mitad de abortos inducidos que se ejecutan en todo el mundo tienen lugar en circunstancias muy poco seguras; en muchos casos las muertes se deben a que el aborto es practicado por personal médico no cualificado, al uso de equipamiento inadecuado o a la falta de salubridad del procedimiento. La Organización Mundial de la Salud afirma que el aborto debería ser un derecho universal para prevenir este tipo de muertes.
Tipos de aborto espontáneo (o natural)
Hablamos de aborto espontáneo cuando el embarazo se interrumpe de forma no intencionada; esto permite diferenciarlo del otro tipo clave de aborto, el inducido. La causa más común del aborto natural es la muerte del feto por defectos genéticos como las trisomías (un cromosoma presenta tres copias en lugar de las dos habituales), y suele tener lugar durante las primeras semanas de embarazo.
Dado que el bebé en formación sólo puede mantenerse vivo fuera del útero a partir de la semana 20 de gestación, aproximadamente, hablamos de aborto espontáneo en los casos en que éste muere y es expulsado antes de este momento. En cambio, si se produjera un “aborto natural” después del quinto mes lo que tendría lugar sería un nacimiento prematuro o en todo caso una muerte fetal.
El aborto espontáneo se puede dividir en tres tipos principales en función de si el cuerpo de la madre elimina todos los productos de la gestación o de si lo hace de forma parcial. En este sentido distinguimos entre el aborto espontáneo retenido (que son aquellos en que no se expulsa nada), el incompleto (se elimina sólo una parte) y el completo.
Asimismo, hablamos de aborto espontáneo temprano si éste se produce antes de la doceava semana de gestación y de aborto espontáneo tardío cuando tiene lugar entre las semanas 12 y 20.
¿Cuáles son los tipos de aborto inducido?
Es frecuente oír hablar del aborto inducido como “interrupción voluntaria del embarazo”, que se abrevia en las siglas IVE. Como hemos dicho previamente, este tipo de aborto está regulado de formas muy diferentes en función del país al que nos refiramos -lo cual se asocia a las múltiples concepciones, éticas o de otra clase, que existen en torno a este procedimiento.
Podemos clasificar el aborto inducido en tres tipos según el procedimiento específico que se emplee para provocar la terminación del embarazo. En este sentido hay que diferenciar entre el aborto quirúrgico y el médico (o con medicamentos).
Entre los métodos quirúrgicos que se emplean para provocar abortos inducidos encontramos la aspiración manual con una jeringa o el legrado, una técnica que consiste en dilatar el útero y raspar sus paredes para eliminar parte del revestimiento y con él al embrión.
En cuanto al aborto médico, que es todo procedimiento inducido que se base en el uso de medicamentos, combinar pastillas es el protocolo de referencia en la actualidad. Un dato curioso es que, a pesar de su seguridad, el aborto con medicamentos es muy poco habitual en algunos países, como en España, donde apenas supone un 4% del total de abortos inducidos.
Definición del aborto terapéutico o indirecto
El aborto terapéutico, que también es llamado indirecto, puede ser considerado un tipo de aborto inducido; en concreto, usamos este concepto en los casos en que se provoca un aborto inducido por motivos exclusivamente médicos. De esto se deduce que los dos términos no son sinónimos sino que “aborto inducido” subsume a “aborto terapéutico”.
Por lo general se practican abortos terapéuticos con el objetivo de prevenir un deterioro en el estado de salud de la mujer embarazada o incluso su fallecimiento. En muchos países los riesgos médicos graves para la madre son uno de los pocos supuestos que la ley recoge como justificaciones para el aborto inducido.